UN DÍA EN LAS CARRERAS

Mi gusto por las carreras de motos ha ido variando con el tiempo. Años atrás seguía casi como religión, las retransmisiones televisivas del campeonato mundial de motociclismo, y no me importaba darme una paliza de kilómetros para ver las carreras en Donnington Park o Jerez. Era la época de la categoría de 500 cc de 2 tiempos. 

Tengo grandes recuerdos de las carreras de resistencia en Montjuic, o de los campeonatos de promoción Copa de Ossa, Streaker de Bultaco, Chrono de Montesa o la Copa RD de Yamaha, así como el Critérium Solo Moto, cuyo vencedor se llevaba de premio nada menos que una Yamaha TZ 250 de competición. Después se construyó el Circuit de Catalunya y los aficionados españoles tuvimos nuestro lugar de peregrinaje común, junto con Jerez, y más tarde con Motorland Aragón. 

Un piloto a punto de entrar en pista en el Circuito de Motorland Aragón

También en mi juventud hice mis pinitos en las carreras, pero no temas, no voy a contarte mis mediocres resultados en competición. Mi interés por el mundial se fue desinflando, hasta el punto en que ahora me suelo enterar del resultado de las carreras por la prensa, al día siguiente. 

En cambio, de unos años hacia aquí, cada vez disfruto más asistiendo carreras de motos clásicas. Tengo unos cuantos amigos que compiten en diferentes campeonatos de resistencia y regularidad y me complace mucho acompañarlos en los circuitos, estar con ellos en el box entre manga y manga, o moverme por el paddock saludando a conocidos. 

El Club Cafe Racer 09 en el Circuit de Calafat

Seguramente tiene mucho que ver con que me gusten tanto este tipo de competiciones, el hecho de que en ellas corren las motos que me hacían soñar en mi juventud, con pilotos de esa época.

Dos preciosas Bultaco en el Circuit de Catalunya Montmeló

Paseando por un circuito en un día de carrera de motos clásicas puedes ver a Alejandro Tejedo, vencedor junto a Josep Maria Mallol de las 24 horas de Montjuic en 1980, o a Carlos Lavado, el piloto venezolano campeón del mundo en 250 cc los años 1983 y 1986, mientras tu espíritu se alegra escuchando el sonido agudo de los motores de dos tiempos y te invade el aroma del aceite de ricino.

Alejandro Tejedo con la Matchles 500 en el Circuit de Castellolí
Con Carlos Lavado, vencedor de dos campeonatos del mundo de 250, en el Circuit Ricardo Tormo de Cheste

Además estoy en el Club Café Racer 09, en el que tenemos una amplia muestra de amigos pilotos que nos representan: Pitu, Kiko, Kero, o los tristemente fallecidos Mangas y Pascual. Con el tiempo se van forjando otras amistades del mundillo, Jou, Coro, Victor, entre muchos otros. 

De izquierda a derecha, Victor, Kero, Kiko, Pitu y Coro

En una carrera en la que participa el Club 09 se respira un ambiente distendido y en su box puedes encontrar a alguien cambiando bujías o cocinando una paella, otro motivo para ir a ver las clásicas. 

Kiko y la paella del 09
Pitu pilotando una espectacular Suzuki

Hay otras carreras motociclistas que aún no siendo de motos clásicas, me siguen llenando y motivando como la primera vez que supe de ellas: el Tourist Trophy de la Isla de Man. He tenido la suerte de acudir en dos ocasiones a la isla y tengo intención de volver en cuanto las circunstancias sean favorables.

En el TT Granstand de la Isla de Man