Mis primeros recuerdos de viaje se remontan a mi ciudad natal, Barcelona, a la tierna edad de ocho años, en el viejo cochecito familiar con mis padres y mi hermano. La emoción de ver a mi madre preparando el equipaje, o a mi padre consultando mapas de carreteras la víspera de la salida. La emoción del madrugón para montarnos en el coche antes del amanecer, para evitar las horas de calor durante el día, en aquel diminuto Seat sin aire acondicionado. Recuerdo la sensación de mi rostro pegado a la ventanilla viendo pasar la cinta de asfalto, recorriendo carreteras de la España de los años 70. Cuando cumplí los 18 años empecé a viajar por mi cuenta y desde entonces no he parado.
En moto o a pie, tanto en solitario como en compañía, he viajado por más de 40 países.
Escritor
